“Puesto en el lugar de la oración de rodillas, o en pie, o en cruz, o postrado, o sentado si de otra manera no pudiese estar, hecha primero la señal de la cruz, recogerá su imaginación y apartarla ha de todas las cosas de esta vida, levantará su entendimiento arriba, considerando que lo mira Nuestro Señor. Y estará allí con aquella atención y reverencia como que realmente le tuviese presente, y con un general arrepentimiento de sus pecados (si es la oración de la mañana) dirá la confesión general, y si es la oración de la noche, examinará su conciencia de todo lo que aquel día ha pensado, hablado, obrado y oído, y del olvido que de Nuestro Señor ha tenido, y doliéndose de los defectos de aquel día y de todos los de la vida pasada, y humillándose delante de la Divina Majestad ante quien está, dirá aquellas palabras del santo Patriarca (Gen. 19,27): Hablaré a mi Señor, aunque sea polvo y ceniza, y luego dirá aquellos versos del salmo (Ps. 122,1): A ti levanté mis ojos, que moras en los cielos. Así como los ojos de los siervos están puestos en las manos de sus señores, y como los ojos de la sierva en las manos de su señora, así están puestos nuestros ojos en Nuestro Señor, esperando que haya misericordia de nosotros”. San Pedro de Alcántara, Tratado de la oración y meditación, cap. VI.
jueves, 30 de mayo de 2013
martes, 28 de mayo de 2013
Santo temor de Dios
“No hay peligro para quienes temen a Dios sino para quienes no lo temen”. San Juan Crisóstomo, Homilías sobre los Hechos de los Apóstoles, 13.
domingo, 26 de mayo de 2013
Que ninguno de vosotros sea declarado desertor
“Tratad de ser gratos al Capitán bajo cuyas banderas militáis, y de quien habéis de recibir el sueldo. Que ninguno de vosotros sea declarado desertor. Vuestro bautismo ha de ser como una armadura, la fe como un yelmo, la caridad como una lanza, la paciencia como un arsenal de todas las armas. Vuestra caja de caudales han de ser vuestras buenas obras, de las que recibiréis luego magníficos intereses. Así, pues, sed largos de ánimo los unos con los otros, con mansedumbre, como lo es Dios con vosotros”. San Ignacio de Antioquía, Carta a Policarpo, 6.
viernes, 24 de mayo de 2013
Por medio de gente sencilla...
“También pertenece a la gloria de Dios el que por medio de gente sencilla haya atraído a Sí a los sublimes del mundo”. Santo Tomás, Comentario a la 1ª Carta a los Corintios.
miércoles, 22 de mayo de 2013
Sagradas Escrituras y oración
“No te acerques a las palabras misteriosas de la Escritura sin oración, sin pedir la ayuda de Dios. Di: Señor concédeme sentir el poder que está en ellas. Considera la oración como la llave para descubrir la verdad en las Escrituras”. San Isaac el Sirio.
lunes, 20 de mayo de 2013
El poder de la oración
Para mostraros el poder de la oración y las gracias que del cielo nos alcanza, os diré que por la oración es como los justos han tenido la dicha de perseverar. La oración es para nuestra alma lo que la lluvia para el cielo. Abonad un campo cuanto os plazca; si falta la lluvia, de nada os servirá cuanto hayáis hecho. Así también, practicad cuantas obras os parezcan bien; si no oráis debidamente y con frecuencia,nunca alcanzareis vuestra salvación; pues la oración abre los ojos del alma, hácele sentir la magnitud de su miseria, la necesidad de recurrir a Dios y de temer su propia debilidad. El cristiano confía solamente en Dios; nada espera de sí mismo. Sí, por la oración es como perseveraron los justos. Era la oración lo que inflamaba sus corazones con el pensamiento de la presencia de Dios, con el deseo de agradarle y de no servir más que a Él. Mirad a Magdalena; ¿en qué se ocupa después de su conversión? ¿No es por ventura en la oración? Mirad a San Pedro; mirad aún a San Luis, rey de Francia, quien, en sus viajes, en vez de pasar la noche durmiendo en su lecho, pasábala en una iglesia orando y pidiendo a Dios el don precioso de perseverar en su gracia. Mas, sin ir tan lejos, ¿no observamos nosotros mismos cómo, a medida que descuidamos la oración, vamos perdiendo el gusto por las cosas el cielo? No pensamos más que en la tierra: pero, si reanudamos nuestra oración, sentimos renacer también en nosotros el pensamiento y el deseo de las cosas del cielo. Cuando tenemos la dicha de estar en gracia de Dios, o bien recurriremos a la oración, o podemos tener la certeza de no perseverar largo tiempo en el camino del cielo”. Santo Cura de Ars, Sermón sobre la oración.
sábado, 18 de mayo de 2013
Dios sabe lo que nos conviene
“Su majestad sabe mejor lo que nos conviene; no hay para qué le aconsejar lo que nos ha de dar, que nos puede con razón decir que no sabemos lo que pedimos”. Santa Teresa de Jesús, O.C.D., Moradas, II, 8.
jueves, 16 de mayo de 2013
Es necesario sufrir con paciencia
“Es necesario sufrir con paciencia no solo el estar enfermos, sino el estarlo de la enfermedad que Dios quiere, entre las personas que quiere y con las incomodidades que quiere, y lo mismo digo de las demás tribulaciones”. San Francisco de Sales, Introducción a la vida devota, III, 3.
martes, 14 de mayo de 2013
Aquel espejo sin mancilla de la gloria divina
“No sale tan hermoso el lucero de la mañana, como resplandeció en los ojos de la Madre aquella cara llena de gracias y aquel espejo sin mancilla de la gloria divina. Ve el cuerpo del Hijo resucitado y glorioso, despedidas ya todas las fealdades pasadas, vuelta la gracia de aquellos ojos divinos y resucitada y acrecentada su primera hermosura. Las aberturas de las llagas, que eran para la Madre como cuchillos de dolor, verlas hechas fuentes de amor; al que vio penar entre ladrones, verle acompañado de ángeles y santos; al que la encomendaba desde la cruz al discípulo ve cómo ahora extiende sus amorosos brazos y le da dulce paz en el rostro; al que tuvo muerto en sus brazos, verle ahora resucitado ante sus ojos. Tiénele, no le deja; abrázale y pídele que no se le vaya; entonces, enmudecida de dolor, no sabía qué decir; ahora, enmudecida de alegría, no puede hablar”. Fray Luis de Granada, Libro de la oración y meditación.
domingo, 12 de mayo de 2013
No buscar a Dios con nuestros gustos
“Quien a Dios busca queriendo continuar con sus gustos, lo busca de noche y, de noche, no lo encontrará”. San Juan de la Cruz, Cántico espiritual, 3, 3.
viernes, 10 de mayo de 2013
No mirar nuestra flaca disposición
“Consideraba lo mucho que importa no mirar nuestra flaca disposición cuando entendemos se sirve al Señor (...). ¿Para qué es la vida y la salud, sino para perderla por tan gran Rey y Señor? Creedme, hermanas, que jamás os irá mal en ir por aquí”. Santa Teresa de Jesús, O.C.D., Fundaciones, 28, 18.
miércoles, 8 de mayo de 2013
Guardar silencio no es ya decoroso
“Pero es preciso reconocer que en estos últimos tiempos ha crecido, en modo extraño, el número de los enemigos de la cruz de Cristo, los cuales, con artes enteramente nuevas y llenas de perfidia, se esfuerzan por aniquilar las energías vitales de la Iglesia, y hasta por destruir totalmente, si les fuera posible, el reino de Jesucristo. Guardar silencio no es ya decoroso, si no queremos aparecer infieles al más sacrosanto de nuestros deberes, y si la bondad de que hasta aquí hemos hecho uso, con esperanza de enmienda, no ha de ser censurada ya como un olvido de nuestro ministerio. Lo que sobre todo exige de Nos que rompamos sin dilación el silencio es que hoy no es menester ya ir a buscar los fabricantes de errores entre los enemigos declarados: se ocultan, y ello es objeto de grandísimo dolor y angustia, en el seno y gremio mismo de la Iglesia, siendo enemigos tanto más perjudiciales cuanto lo son menos declarados”. San Pío X, Encíclica Pascendi, 1
lunes, 6 de mayo de 2013
Omnipotencia de Dios
“La omnipotencia de Dios se manifiesta, sobre todo, en el hecho de perdonar y usar de misericordia, porque la manera que Dios tiene de demostrar su poder supremo es perdonar libremente”. Santo Tomás de Aquino, O.P., Suma Teológica, 1, q. 25, a. 3, ad 3.
sábado, 4 de mayo de 2013
Guía y modelo
“La Pasión de Cristo basta para servir de guía y modelo a toda nuestra vida”. Santo Tomás de Aquino, O.P., Sobre el Credo, 6.
jueves, 2 de mayo de 2013
Progresos en la vida espiritual
“Todo el que quiere progresar en la vida espiritual necesita tener alegría”. Santo Tomás de Aquino, O.P., Comentario a la Carta a los Filipenses, 4, 1.
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