Non nobis, Domine, non nobis, sed nomine tuo da gloriam. Psal 113, 9

martes, 31 de mayo de 2011

Levántate, soldado de Cristo

“Levántate, soldado de Cristo; levántate, sacúdete el polvo; vuélvete al campo de batalla, de donde huiste, a pelear con mayor fortaleza después de la fuga y a triunfar con mayor gloria. Muchos son los soldados que tiene Cristo, que comenzaron con coraje y perseveraron en él, y vencieron. Muchos menos se cuentan de los que, tras haberse declarado en fuga, volvieron al peligro antes temido e hicieron huir a los enemigos que antes los habían ahuyentado. Mas como todo lo raro es precioso, me alegro de que te cuentes entre aquellos que, cuanto más escasos son, tanto más gloriosos aparecerán. Por otra parte, si te sientes demasiado tímido, ¿a qué temer en donde no hay por qué, y no temer donde verdaderamente se ha de temer? ¿O piensas que porque te fugaste de la fortaleza, evadiste las acometidas de los enemigos? Con más furor te persigue el adversario si huyes que te combatirá si resistes; con mucha más audacia te atacará por la espalda que se resistirá de frente. Hoy, creyéndote seguro, prolongas tu sueño hasta entrada la mañana, cuando a la misma hora ya Jesús se había levantado del sepulcro en su resurrección. ¿E ignoras que estando desarmado, has de hallarte tú mismo más tímido y menos terrible a los enemigos? Tropa de gente armada ha rodeado tu casa, ¿y tú duermes? Ya escalan los muros, ya derriban las defensas, ya irrumpen por las brechas. ¿Y estarás más seguro si te toman solo que si estas con tus compañeros? ¿Valdrá más te sorprendan desnudo en cama que armado en el campo? Levántate, embraza las armas, júntate a los soldados que abandonaste en tu fuga. La misma cobardía que de ellos te separó, vuélvate con ellos a juntar. ¿Por qué rehusas la aspereza y el peso de las armas, cobarde soldado? El enemigo que ya tienes encima y las saetas voladoras que te rodean disparándote al corazón, te harán olvidar lo incómodo de la loriga, lo duro del casco, lo pesado del escudo. Ciertamente al que pasa de súbito de la sombra al sol o de la ociosidad al trabajo sin transición alguna, todo le parece pesado, porque comienza, pero cuando ya va olvidándose de aquello y haciéndose a esto, la misma costumbre quita la dificultad y ve fácil lo que juzgaba imposible. Aún los soldados más bravos tiemblan muchas veces al repentino son de trompeta, antes del combate; pero en llegando a las manos, la esperanza de la victoria y el temor de ser vencidos los hace intrépidos.
Mas ¿cómo tiemblas tú, rodeado de todos tus hermanos, que te ciñen cual muro defensivo, teniendo a los ángeles que asisten a tu lado y viendo caminar delante a Cristo que anima a los suyos a la victoria, diciendo: Confiad; yo he vencido al mundo? Si Cristo está con nosotros, ¿quién contra nosotros? Seguro puedes pelear allí donde estas seguro de vencer. ¡Oh victoria segura por Cristo y con Cristo, de la que nadie puede defraudarte, ni herido, ni postrado, ni hollado, ni muerto, si posible fuere, mil veces. La única causa de no alcanzarla es la fuga. Huyendo puedes perderla, muriendo no puedes. Y feliz tú, si murieses luchando, porque al punto serías coronado, pero ¡ay de ti si, rehuyendo la pelea, perdieras juntamente la victoria y la corona! No lo consienta Aquel, hijo carísimo...”. San Bernardo de Clairvaux, Consejo a los Caballeros Templarios.

domingo, 29 de mayo de 2011

Pecados leves

1. Muchos pueden llevar una vida sin vicios, pero no sin pecado. Pues, aunque uno resplandezca en esta vida por un gran brillo de santidad, con todo, jamás se ve totalmente libre de la escoria del pecado, como lo atestigua el apóstol Juan, que dice: “si dijéramos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros” (1 Jn 1,8).

2. Existen algunos hechos que se parecen a los pecados; pero, si se realizan con intención recta, no constituyen pecado; por ejemplo, el poder cuando se castiga al reo no por deseo de venganza, sino con el propósito de corregirlo. 

3. Asimismo, hay pecados leves que los incipientes los borran con la satisfacción cotidiana, pero que los varones perfectos evitan cual si fueran grandes delitos. Así, pues, ¿qué no debieran hacer los hombres pecadores con sus grandes crímenes, cuando los perfectos lloran incluso cualesquiera faltas leves como muy graves? 

4. No sólo hay que evitar los pecados graves, sino también los leves, porque muchos pequeños constituyen uno grande, como suelen los grandes ríos acrecer su caudal de gotas muy pequeñas, pues un gran número de ellas, reunido en un todo, produce copiosa abundancia. 

5. Los pecados que para los incipientes son leves, para los varones perfectos se consideran graves.

6. Un pecado se juzga tanto mayor cuanto por más distinguido se tiene a quien lo comete, pues la magnitud del delito aumenta conforme a la cuantía de los méritos; y así, con frecuencia, lo que se disculpa en los inferiores, se tiene en cuenta en los más elevados.

San Isidoro de Sevilla, Sentencias, II, c. 18.

viernes, 27 de mayo de 2011

Beneficios al rezar el Santo Rosario

Beneficios que podemos obtener al rezar el Santo Rosario: 

1. Nos eleva gradualmente a un profundo conocimiento de Jesucristo.
2. Purifica nuestras almas del pecado.
3. Nos permite vencer a los males que acechan nuestro espíritu.
4. Nos facilita la práctica de las virtudes.
5. Nos abrasa en amor de Jesucristo.
6. Nos proporciona con qué pagar todas nuestras deudas con Dios y con los hombres.
7. Nos consigue de Dios toda clase de gracias.

Bendiciones al rezar el Santo Rosario:

1. Los pecadores son perdonados.
2. Las almas sedientas son refrescadas.
3. Aquellos que son soberbios encuentran la sencillez.
4. Aquellos que sufren encontrarán consuelo.
5. Aquellos que estan intranquilos encontrarán paz.
6. Los pobres encontrarán paz.
7. Los religiosos son reformados.
8. Aquellos que son ingnorantes serán instruídos.
9. Los vivos aprenderán a sobrepasar el orgullo.
10. Los muertos (las almas santas) aliviarán sus dolores por privilegios.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Promesas de la Virgen María sobre el Santo Rosario

Las 15 Promesas de la Virgen María sobre el Santo Rosario, reveladas a Santo Domingo de Guzmán en el año 1.214 son las siguientes: 


1ª. Aquéllos que recen con enorme fe el Rosario recibirán gracias especiales. 
2ª. Prometo Mi protección y las gracias más grandes a aquéllos que recen el Rosario. 
3ª. El Rosario es una arma poderosa para no ir al infierno, destruirá los vicios, disminuirá los pecados y nos defenderá de las herejías. 
4ª. Se otorgará la virtud y las buenas obras abundarán, se otorgará la piedad de Dios para las almas, rescatará a los corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y los elevará en sus deseos por las cosas eternas. Las mismas almas se santificarán por este medio. 
5ª. El alma que se encomiende a Mí en el Rosario, no perderá su alma. 
6ª. Quien rece el Rosario devotamente y lleve los misterios como testimonio de vida, no conocerá la desdicha. Dios no lo castigará en su justicia, no tendrá una muerte violenta y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios y tendrá la recompensa de la vida eterna. 
7ª. Aquél que sea verdadero devoto del Rosario no perecerá sin los Sagrados Sacramentos. 
8ª. Aquéllos que recen con mucha fe el Santo Rosario en vida, en la hora de su muerte encontrarán la luz de Dios y la plenitud de su gracia; en la hora de la muerte participarán en el Paraíso por los méritos de los Santos. 
9ª. Libraré del purgatorio a quienes recen el Rosario devotamente. 
10ª. Los devotos del Rosario merecerán un alto grado de Gloria en el cielo. 
11ª. Obtendrán todo lo que me pidan mediante el Rosario, si es conveniente para la salvación de su alma. 
12ª. Aquéllos que propaguen mi Rosario serán asistidos por Mí en sus necesidades. 
13ª. Mi hijo me ha concedido que todo aquél que se encomiende a Mí al rezar el Santo Rosario, tendrá como intercesores a toda la corte celestial en vida y a la hora de la muerte. 
14ª. Son Mis niños aquéllos que rezan el Rosario, hermanos y hermanas de Mi único Hijo, Jesucristo. 
15ª. La devoción a mi Santo Rosario es una gran señal de profecía.

lunes, 23 de mayo de 2011

Indulgencias concedidas al rezo del Santo Rosario

"La doctrina y la práctica de las indulgencias en la Iglesia están estrechamente ligadas a los efectos del sacramento de la Penitencia."

"La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos."
"La indulgencia es parcial o plenaria según libere de la pena temporal debida por los pecados en parte o totalmente."
"Todo fiel puede lucrar para sí mismo o aplicar por los difuntos, a manera de sufragio, las indulgencias tanto parciales como plenarias."

"Se confiere una indulgencia plenaria si el Santo Rosario se reza en una iglesia o un oratorio público o en familia, en una comunidad religiosa o asociación pía; se otorga una indulgencia parcial en otras circunstancias", (Enchiridion de Indulgencias, p. 67).

1. Indulgencia Plenaria.

La Iglesia concede indulgencia plenaria, una vez al día, al que rece una tercera parte del Rosario en una Iglesia, en un oratorio público, en familia o en una comunidad religiosa o asociación piadosa.

2. Indulgencias Parciales.

La Iglesia también concede una indulgencia parcial por cada una de las Avemarías que se rezan durante el Rosario.

3. Condiciones necesarias para obtener las indulgencias:

- Que se recen las cinco decenas del Rosario sin interrupción.
- Que las oraciones sean recitadas y los misterios meditados.
- Si el Rosario es público, los Misterios deben ser anunciados.
- Haber realizado en ese día: Confesión Sacramental, Comunión Eucarística, Oraciones por las intenciones del Papa.
Si no se cumplen todas las condiciones, puede aún ganarse indulgencia parcial.
La indulgencia plenaria solo puede ganarse una vez al día (excepto en peligro de muerte).

sábado, 21 de mayo de 2011

Señora, nosotros, tus inútiles siervos...

"Señora, nosotros, tus inútiles siervos, que nos atrevemos a alabarte con temor y anhelo y dirigirte nuestras súplicas, concédenos la remisión de los pecados y el triunfo sobre los enemigos visibles e invisibles; concede curación a los enfermos; a los sanos sentimientos de gratitud y de amor a Dios; a quien está dividido, unión; a quien está en armonía con los otros, protección y estabilidad; concede deleitable consuelo a los desalentados y a los afligidos. A los que son reacios a seguir la luz de la razón, manda luz de la gracia divina. Sé la compañera de viaje de quien está en camino, navegante para quien está en el mar, sostén para quien va a caer, apoyo para quien se mantiene en pié, prosperidad para quien está bien, ayuda para quien está en condiciones desfavorables. Guía por el camino seguro nuestra vida y llévanos al esplendor del más allá, para que, al mismo tiempo que elevamos himnos de gracias a ti que eres nuestra protectora, demos gloria a tu Hijo y Dios, con el eterno Padre y el Espíritu Santo dador de vida, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén". Pedro de Argos, Obispo del siglo XII.

jueves, 19 de mayo de 2011

Exorcismos

"Ven a oír con tus propios oídos a los demonios, ven a verlos con tus propios ojos en los momentos en que, cediendo a nuestros conjuros, a nuestros flagelos espirituales y a la tortura de nuestras oraciones, abandonan los cuerpos de los cuales habían tomado posesión". San Cipriano de Cartago, Contra Demetrio, cap. 15.

martes, 17 de mayo de 2011

Sacerdotes impíos

"Los sacerdotes, ministros de mi Hijo, los sacerdotes, por sus vidas malvadas, por sus irreverencias y su impiedad en la celebración de los santos misterios, por su amor al dinero, su amor a los honores y los placeres, los sacerdotes se han convertido en cloacas de impureza. Sí, los sacerdotes están pidiendo venganza, y la venganza está suspendida sobre sobre sus cabezas. ¡Ay de los sacerdotes y de las personas consagradas a Dios, que por sus infidelidades y su vida malvada están crucificando de nuevo a mi Hijo! Los pecados de las personas consagradas a Dios claman al Cielo y piden venganza, y he aquí que la venganza está a sus puertas, pues no queda nadie para implorar misericordia y perdón para la gente; no hay más almas generosas, no queda nadie digno de ofrecer la Víctima sin mancha al Eterno por el bien del mundo". Apariciones de la Virgen María en La Salette, Francia, 19 de septiembre de 1846.

domingo, 15 de mayo de 2011

Visita a los enfermos

"La caridad no se practica sólo con el dinero. Podéis visitar a un enfermo, hacerle un rato de compañía, prestarle algún servicio, arreglarle la cama, prepararle los remedios, consolarle en sus penas, leerle algún libro piadoso". Santo Cura de Ars, Sermón sobre la limosna.

viernes, 13 de mayo de 2011

Oraciones de Fátima

"Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes con los que El es ofendido. Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores". Oración enseñada por el Ángel a los pastorcitos de Fátima.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Pasar de mala a buena conducta

"Los que en la vida presente, transformados por el temor de Dios, pasan de mala a buena conducta, pasan de la muerte a la vida y mas tarde serán transformados de su humilde condicion a una condición gloriosa". San Fulgencio de Ruspe, Trat. sobre el perdón de los pecados.

lunes, 9 de mayo de 2011

Remedio de vida

"Como Dios, rico en misericordia (Ef 2, 4), sabe de que hemos sido formados (Sal 102, 14), procuró también un remedio de vida a aquellos que se entregaron a la esclavitud del pecado y al poder del demonio. Por el sacramento de la penitencia, el beneficio de la muerte de Cristo es aplicado a los que han caído después del bautismo". Concilio de Trento, Sesión XIV, cap. 1.

sábado, 7 de mayo de 2011

No vacilar en la certeza de la esperanza

"Ni la cantidad ni la calidad de los males que hemos cometido nos hagan vacilar en la certeza de la esperanza. Aumenta mucho nuestra confianza el hecho del buen ladrón, el cual no era bueno por donde era ladrón, pues era ladrón por crueldad y bueno por su confesión. Pensad bien cuan inconmensurables son en Dios las entrañas de misericordia. Este ladrón, que había sido preso en el camino con sus manos manchadas en sangre, fue colgado en el patibulo de la cruz; él confesó, fue sanado y mereció oír: Hoy estarás conmigo en el Paraíso. ¿,Quién podrá explicar debidamente la bondad de Dios? En vez de recibir la pena debida por nuestros crímenes, recibimos los premios prometidos a la virtud. El Señor ha permitido que sus elegidos incurran en algunas faltas, para dar esperanza de perdón a otros que yacen agobiados bajo el peso de sus culpas, si acuden a Dios con todo su corazón, y además les abre el camino de la piedad por medio de los lamentos de la penitencia". San Gregorio Magno, Homilía 20 sobre los Evangelios.

jueves, 5 de mayo de 2011

Dios nos espera para darnos su perdón

"El que antes de la culpa nos prohibió pecar, una vez aquella cometida, no cesa de esperarnos para concedernos su perdón. Ved que nos llama el mismo a quien despreciamos. Nos separamos de El, mas El no se separa de nosotros". San Gregorio Magno, Homilía 34 sobre los Evangelios.

martes, 3 de mayo de 2011

No desesperes por haber pecado

"Avergüénzate, alma pecadora, pero no desesperes por haber pecado. Has pecado, trabaja por levantarte. Un atleta, después de haberle derribado muchas veces, no por eso deja de llevar el premio en el combate. Obra con valor, y di siempre: ahora empiezo a volver a mi Dios". San Efrén.

domingo, 1 de mayo de 2011

En la mayor exactitud hay un mayor fervor

"Cada movimiento de la misa tiene un significado trascendental y milenario. Por siglos y siglos, millones de celebrantes los han repetido exactamente, creyendo que en la mayor exactitud hay un mayor fervor, de tal manera que puede afirmarse que un sacerdote pierde el espíritu sacerdotal en la medida en que se va apartando del estricto ritual. (...) No se llega jamás de golpe a la suprema rebeldía; se comienza siempre infringiendo las rúbricas y mofándose de lo que fastidia cumplir, porque se ha perdido el espíritu, que da la clave y ayuda a entender y a gustar. Toda ceremonia litúrgica tiene un sentido recóndito, inaccesible para los soberbios, pero claro y manifiesto para los humildes. Una cruz trazada con la mano, tres cruces sucesivas; una genuflexión; una oración en voz alta, seguida de otra en voz baja; un ósculo sobre el borde de la patena o sobre una página del misal, se encadenan como las notas de una sinfonía sublime, en que hallan sabor y alimento el corazón, la imaginación y la inteligencia". Hugo Wast, 666, Thau Editores, 1946, pág. 174-175.