Non nobis, Domine, non nobis, sed nomine tuo da gloriam. Psal 113, 9

jueves, 30 de octubre de 2014

Las obras de la Cruz

"¿Te das cuenta, qué victoria tan admirable? ¿Te das cuenta de cuán esclarecidas son las obras de la cruz? ¿Puedo decirte algo más maravilloso todavía? Entérate cómo ha sido conseguida esta victoria, y te admirarás más aún. Pues Cristo venció al diablo valiéndose de aquello mismo con que el diablo había vencido antes, y lo derrotó con las mismas armas que él había antes utilizado. Escucha de qué modo. Una virgen, un madero y la muerte fueron el signo de nuestra derrota. Eva era virgen, porque aún no había conocido varón; el madero era un árbol; la muerte, el castigo de Adán. Mas he aquí que, de nuevo, una Virgen, un madero y la muerte, antes signo de derrota, se convierten ahora en signo de victoria. En lugar de Eva está María; en lugar del árbol de la ciencia del bien y del mal, el árbol de la cruz; en lugar de la muerte de Adán, la muerte de Cristo. 
¿Te das cuenta de cómo el diablo es vencido en aquello mismo en que antes había triunfado? En un árbol el diablo hizo caer a Adán; en un árbol derrotó Cristo al diablo. Aquel árbol hacía descender a la región de los muertos; éste, en cambio, hace volver de este lugar a los que a él habían descendido. Otro árbol ocultó la desnudez del hombre, después de su caída; éste, en cambio, mostró a todos, elevado en alto, al vencedor, también desnudo.
Éstos son los admirables beneficios de la cruz en favor nuestro: la cruz es el trofeo erigido contra los demonios, la espada contra el pecado, la espada con la que Cristo atravesó a la serpiente; la cruz es la voluntad del Padre, la gloria de su Hijo único, el júbilo del Espíritu Santo, el ornato de los ángeles, la seguridad de la Iglesia, el motivo de gloriarse de Pablo (Ga 6,14), la protección de los santos, luz de todo el orbe". San Juan Crisóstomo, Homilía sobre el cementerio y la cruz, 2.


martes, 28 de octubre de 2014

¿De dónde viene la muerte del alma?

«El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que esté vivo y crea en mí, jamás morirá». (Jn 11,25-26) ¿Qué decir? «El vive porque Cristo no es Dios de muertos, sino Dios de vivos » (Mt 22, 32) 
¡Cree por tanto, y cuando mueras, tú vivirás! Pero si tu nos crees, aunque tu estés vivo, ¡tú realmente estás muerto! ¿De dónde viene la muerte en el alma? De que la fe no está más. ¿De dónde la muerte en el cuerpo? De que no está allí el alma. Por tanto, el alma de tu alma, es la fe. Aquel que tiene fe, dice el Señor, cuando el mismo muera en su cuerpo, tendrá vida en su alma, hasta que el cuerpo mismo resucite para no morir más. Y quien vive en su cuerpo, y cree en mí, debe morir por un tiempo en su cuerpo, el no morirá para la eternidad, por la vida del Espíritu y de la inmortalidad que le traerá la Resurrección. San Agustín de Hipona, Tratado sobre San Juan.

domingo, 26 de octubre de 2014

El que persevere hasta el fin se salvará

"Saludable es el precepto de Nuestro Señor y Maestro: «El que persevere hasta el fin se salvará» Y dice además: «Si os mantenéis en mi palabra seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Jn 8,31). Queridos hermanos, es necesario perseverar y soportar. Así, seguros de la esperanza de la verdad y de la libertad, podremos llegar a esta verdad y a esta libertad, porque si somos cristianos es por obra de la fe y de la esperanza. Pero para que la esperanza y la fe puedan dar sus frutos, es necesaria la paciencia... 
Que nadie se mantenga en la impaciencia, ni se deje abatir en el camino del Reino, distraído y vencido por las tentaciones. No jurar, no maldecir, no reclamar lo que nos han quitado a la fuerza, poner la otra mejilla, perdonar a los hermanos su yerros, amar a los enemigos y orar por os que nos persiguen: ¿cómo llegar a hacer todo esto si no se está firme en la paciencia y la tolerancia? Es lo que vemos que hizo Esteban... No pide la venganza, sino el perdón para sus asesinos: «¡Señor, no les tengas en cuenta su pecado!» (Hec. 7, 59). Así el primer mártir de Cristo... no fue solamente el predicador de la pasión del Señor sino que le imitó en su extrema paciencia. Cuando en nuestro corazón habita la paciencia, no hay cabida en él para la cólera, la discordia y la rivalidad. La paciencia de Cristo quita todo esto para construir en su corazón una morada pacífica en la que el Dios de la paz se complace en habitar". San Cipriano de Cartago, De las ventajas de la paciencia, 13, 16.

viernes, 24 de octubre de 2014

El designio de Dios es salvar a los hombres

"Jesús es la paz y ha venido a reconciliar el cielo y la tierra (Col. 1,20). Si esto es verdad ¿Cómo podemos entender lo que el mismo Señor ha dicho en el Evangelio: «No penséis que he venido a traer paz a la tierra»? Y que ¿La nieve podrá calentar o dar frió el fuego? ¿La paz podrá no procurar paz?... El designio de Dios, cuando envía a su Hijo, es salvar a los hombres. Y la misión que debía cumplir era establecer la paz en el cielo y sobre la tierra. ¿Por qué entonces no hay paz? Por la debilidad de estos que no han podido acoger el brillo de la luz verdadera...". Eusebio de Cesárea.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Los ojos que tú has abierto en mi interior

"Te veo, buen Jesús, con los ojos que tú has abierto en mi interior, te veo gritando y llamando a todo el género humano: “Venid a mí, aprended de mí” ¿Cuál es la lección?...tú, por quien todo ha sido creado...¡cuál es la lección que venimos a aprender en tu escuela? “...Que soy sencillo y humilde de corazón”. (Mt 11,29) Aquí están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia (cf Col,23): aprender esta lección capital: ser sencillos y humildes de corazón...". San Agustín de Hipona, Tratado sobre la virginidad, 35.

lunes, 20 de octubre de 2014

Esta es nuestra fe

"Esta es nuestra fe…: Fue el Padre quien envió la Palabra (Jn 1,1), al fin de los tiempos… Le dijo que se manifestara a rostro descubierto, a fin de que el mundo, al verla, pudiera salvarse… Sabemos que se hizo hombre de nuestra misma condición, porque, si no hubiera sido así, sería inútil que luego nos prescribiera imitarle como maestro (Jn 13,14.34). Porque, si este hombre hubiera sido de otra naturaleza, ¿cómo habría de ordenarme las mismas cosas que él hace, a mí, débil por nacimiento, y cómo sería entonces bueno y justo? 
Para que nadie pensara que era distinto de nosotros, se sometió a la fatiga (Jn 4,6), quiso tener hambre y no se negó a pasar sed, tuvo necesidad de descanso y no rechazó el sufrimiento, obedeció hasta la muerte y manifestó su resurrección, ofreciendo en todo esto su humanidad como primicia, para que tú no te descorazones en medio de tus sufrimientos, sino que, aun reconociéndote hombre, aguardes a tu vez lo mismo que Dios dispuso para él… 
Cuando contemples ya al verdadero Dios, poseerás un cuerpo inmortal e incorruptible, junto con el alma, y obtendrás el reino de los cielos, porque, sobre la tierra, habrás reconocido al Rey celestial; serás íntimo de Dios, coheredero de Cristo, y ya no serás más esclavo de los deseos, de los sufrimientos y de las enfermedades, porque habrás llegado a ser dios… Cristo es el Dios que está por encima de todo )cf Rm 9,5): (…) él es quien renueva al hombre viejo (Col 3,9), al que ha llamado desde el comienzo imagen suya (Gn 1,27), mostrando, por su impronta, el amor que te tiene. Y, si tú obedeces sus órdenes y te haces buen imitador de este buen maestro, llegarás a ser semejante a él". San Hipólito de Roma, Refutación de todas las herejías 10,33-34.

sábado, 18 de octubre de 2014

La meta de todos nuestros deseos

Es lógico que la meta de todos nuestros deseos, es decir, la vida eterna, sea mencionado en el Credo, al final de todo lo que se nos propone creer: “Y la vida eterna. Amén”. En la vida eterna está la unión del hombre con Dios.. la alabanza perfecta..., y el cumplimiento de todos nuestros deseos, porque cada uno de los bienaventurados poseerá aún más de lo que puede desear y esperar. En esta vida, nadie puede cumplir todos sus deseos. Nunca nada creado podrá satisfacer al hombre perfectamente. Sólo Dios satisface infinitamente. Por esto, sólo en Dios tenemos descanso, como lo dice San Agustín: “Nos has hecho par Ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti. Santo Tomás de Aquino, O.P., Homilía sobre el Credo.

lunes, 13 de octubre de 2014

Las Tres Aves María

TODOS LOS DIAS, REZAR ASI:

“María Madre mía; líbrame de caer en pecado mortal”

Por el poder que te concedió el Padre Eterno.
1.-) ¡AVEMARIA! …

Por la sabiduría que te concedió el Hijo.
2.-) ¡AVEMARIA! …

Por el amor que te concedió el Espíritu Santo.
3.-) ¡AVEMARIA! …
Finalizamos con un ¡GLORIA PATRI… 
La siguiente Jaculatoria fue indulgenciada por San Pío X, y la recomendó rezar junto con esta devoción: 
¡Oh María, por tu Inmaculada Concepción, purifica mi cuerpo y santifica mi alma!
La Santísima Virgen María prometió a santa Matilde y a otros santos que quien rezara diariamente tres Ave María, tendría su auxilio durante la vida y su especial asistencia a la hora de la muerte, presentándose a esa persona en su hora final con el brillo de una belleza tal que el solo verla lo consolaría y le comunicaría las gracias del cielo.