"Cuando no sepáis si un Sacerdote es o no digno del elevado ministerio que se le ha cometido, guardaos de despreciarle, pues esto sería obrar contra el precepto de Jesucristo: porque el oro, aunque tal vez esté cubierto de barro, no por eso pierde su esplendor y su belleza, ni recibe disminución alguna. San Efrén, de Sacerd., sent. 1.