"No eres más santo cuando te alaban, ni más vil si te desprecian. Lo que eres, eso eres: ni se puede decir más de ti de lo que Dios sabe que eres. Si miras lo que eres dentro de ti, no tendrás cuidado de lo que de fuera hablan de ti. El hombre ve lo de fuera; Dios el corazón (1S 16, 7). El hombre considera las obras, y Dios pesa las intenciones". Tomás de Kempis, Imitación de Cristo, II, 6, 3.
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