“Estos enemigos tan mañosos han llenado y embriagado con hiel y amargura a la Iglesia, esposa del Cordero inmaculado, y han colocado manos impías en sus posesiones más sagradas. En el mismo lugar santo, donde se alza la Sede del más santo Pedro y la Silla de la Verdad para luz del mundo, han levantado el trono de su más abominable impiedad con el inicuo concepto de que cuando al Pastor se le derribe, las ovejas podrán dispersarse”. León XIII, Motu Proprio del 25 de septiembre de 1888.
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