“Y si me dijeses, padre: "¡El mundo está tan turbado!, ¿de qué modo llegará a la paz?", digoos de parte de Cristo crucificado: tres cosas principales os conviene obrar con vuestro poder. Una es que del jardín de la Santa Iglesia arranquéis las flores hediondas, llenos de inmundicia y de avaricia, hinchadas de soberbia… esto es, los malos pastores y prelados, que envenenan y corrompen este jardín. ¡Ay de mi, gobernador nuestro, usad de vuestro poder para desarraigar esas flores! Arrojadlas fuera, que no tengan ya que gobernar". De las cartas de santa Catalina de Siena al Papa Gregorio XI.