"Los preceptos evangélicos, queridos hermanos, no son otra cosa que las enseñanzas divinas, fundamentos que edifican la esperanza, cimientos que corroboran la fe, alimentos del corazón, gobernalle del camino, garantía para la obtención de la salvación; ellos instruyen en la tierra las mentes dóciles de los creyentes, y los conducen a los reinos celestiales". San Cipriano de Cartago, Tratado sobre el Padrenuestro, Cap. 1-3.