“Cuando tú deseabas poder por tus solas fuerzas, Dios te ha hecho débil, para darte su propio poder, porque tú no eres más que debilidad”. San Agustín de Hipona, Confesiones, 19, 5.
Non nobis, Domine, non nobis, sed nomine tuo da gloriam. Psal 113, 9