“Oh, corazón mío, dile ahora a Dios: Señor, yo quisiera ver vuestro rostro. Y Vos, Señor Dios mío, enseñad ahora a mi corazón dónde y cómo buscaros, dónde y cómo encontraros” San Anselmo, Proslogion.
Non nobis, Domine, non nobis, sed nomine tuo da gloriam. Psal 113, 9