“Valor, Padre mío. Sed hombre. Os digo que nada tenéis que temer... No seáis un niño tímido. Sed hombre, y tomad como dulce lo que es amargo... Obrad virilmente, que Dios está de vuestra parte. Ocupaos en ello sin ningún temor; y por más que veáis fatigas y tribulaciones, no temáis, confortaos con Cristo, dulce Jesús. Que entre las espinas nace la rosa, y entre muchas persecuciones brota la reforma de la Iglesia”. Santa Catalina de Siena al Papa Gregorio XI mientras residía en Aviñón.