"El Sacramento de la penitencia confiere la gracia -o la aumenta, cuando se recibe en estado de gracia- ex opere operato, con eficacia de suyo infalible y sin término. Sin embargo, en cada Confesión concreta, el efecto de este Sacramento esta en proporción con las disposiciones del que lo recibe; como el sol que, siendo siempre el mismo, calienta mas unas cosas que otras. Y si se pone un obstáculo por medio puede dejar de calentar por completo. Los antiguos autores espirituales solían enumerar dieciséis cualidades de la buena Confesión: sencilla, humilde, pura, fiel, frecuente, clara, discreta, voluntaria, sin jactancia, íntegra, secreta, con dolor, pronta, fuerte, acusadora y dispuesta a obedecer". Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, Supl., q. 9, a. 4.
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