"Nunca falta qué perdonar; somos hombres. Hablé algo más de la cuenta, dije algo que no debía, reí con exceso, bebí demasiado, comí sin moderación, oí de buen grado lo que no me estaba bien oír, ví con gusto lo que no era bueno ver, pensé con deleite lo que no debí pensar...". San Agustín de Hipona, Sermón 57.
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