"¿Quieres aplacar a Dios? Conoce lo que has de hacer contigo mismo para que Dios te sea propicio. Atiende a lo que dice el mismo salmo: leemos en efecto: Los sacrificios no te satisfacen; si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Pero, ¿es que vas a prescindir del sacrificio?, ¿no vas a ofrecer nada?, ¿no vas a aplacar a Dios con alguna oblación? ¿Qué es lo que acabas de decir? Los sacrificios no te satisfacen; si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Continúa, escucha y di: Mi sacrificio es un espíritu quebrantado, un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias. Rechazando lo que ofrecías, has comprendido lo que has de ofrecer". San Agustín de Hipona, Sermón 19.