Non nobis, Domine, non nobis, sed nomine tuo da gloriam. Psal 113, 9

viernes, 31 de agosto de 2012

Oración a San Miguel Arcángel

¡Oh glorioso príncipe de la milicia celestial, San Miguel Arcángel, defiéndenos en el combate y en la terrible lucha contra los principados y las potestades, contra los dominadores de este mundo de tinieblas, contra los espíritus malignos esparcidos por los aires (Ef. 6)! Ven en auxilio de los hombres que Dios ha creado inmortales, hechos a su imagen y semejanza y rescató con gran precio de la tiranía del demonio (Sab. 2; I Cor. 6). 
Combate en este día, con el ejército de los santos ángeles, el combate del Señor como en otro tiempo combatiste contra Lucifer, jefe de los orgullosos, y contra los ángeles apóstatas que fueron impotentes de resistirte y para quienes nunca más hubo lugar en el cielo. 
Sí, ese gran dragón, esa antigua serpiente que se llama demonio y Satanás, que seduce al mundo entero, fue precipitado con sus ángeles al fondo del abismo (Apoc. 12). Pero he aquí que ese antiguo enemigo, este antiguo homicida ha levantado ferozmente la cabeza. 
Disfrazado como ángel de luz y seguido de toda la turba de espíritus malignos, recorre el mundo entero para apoderarse de él y desterrar el nombre de Dios y de su Cristo, para hundir, matar y entregar a la perdición eterna a las almas destinadas a la eterna corona de gloria. Sobre los hombres de espíritu perverso y de corazón corrupto, este dragón malvado derrama también, como un torrente de fango impuro el veneno de su malicia infernal, es decir, el espíritu de mentira, de impiedad, de blasfemia y el soplo envenenado de la impudicia, de los vicios y de todas las abominaciones. 
Los enemigos llenos de astucia han colmado de oprobios y amarguras a la Iglesia, esposa del Cordero inmaculado y le han dado de beber ajenjo, y sobre sus bienes más sagrados han puesto sus manos criminales para realizar todos sus impíos designios. Allí, en el lugar sagrado donde está constituida la Sede del beatísimo Pedro y Cátedra de la Verdad para iluminar a los pueblos, allí colocaron el trono de la abominación de su impiedad, para que, con el designio inicuo de herir al Pastor, se dispersen las ovejas. 
Te suplicamos pues, oh príncipe invencible; auxilia al pueblo de Dios y dale la victoria contra los ataques de esos espíritus réprobos. Este pueblo te venera como su protector y patrono, y la Iglesia se gloría de tenerte como defensor contra los malignos poderes del infierno. A ti te confió Dios el cuidado de conducir a las almas a la beatitud celestial. 
¡Ruega pues al Dios de la paz que ponga bajo nuestros pies a Satanás vencido y de tal manera abatido, que no pueda nunca más mantener a los hombres en la esclavitud ni causar perjuicio a la Iglesia! Presenta nuestras oraciones ante la mirada del Todopoderoso, para que las misericordias del Señor nos alcancen cuanto antes. 
Somete al dragón, a la antigua serpiente, que es el diablo y Satanás, lánzalo encadenado en el abismo para que no pueda seducir más a las naciones (Apoc. 20). Amén”. 
“Desde ya confiados con vuestra asistencia y protección, con la sagrada autoridad de la Santa Madre Iglesia, y en nombre de Jesucristo, Dios y Señor nuestro, emprendemos con fe y seguridad repeler a los asaltos de la astucia diabólica”. 


V/ He aquí la Cruz del Señor, huyan potencias enemigas. 
R/ Vence el León de la tribu de Judá, la estirpe de David. 
V/ Que tus misericordias, Oh Señor, se realicen sobre nosotros. 
R/ Como esperamos de ti. 
V/ Señor, escucha mi oración. 
R/ Y mi clamor llegue hasta ti. 

Oremos.
“Oh Dios Padre de Nuestro Señor Jesucristo, invocamos tu Santo Nombre, e imploramos insistentemente tu clemencia, para que con la intercesión de María inmaculada siempre Virgen, nuestra Madre, y el glorioso San Miguel Arcángel, de San José, Esposo de la misma bienaventurada Virgen, de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los santos, te dignes auxiliarnos contra Satanás y todos los otros espíritus inmundos que recorren la tierra para dañar al género humano y perder las almas. Amén”. León XIII.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Las redes del enemigo

"Vi todas las redes del enemigo desplegadas sobre la tierra y pregunté gimiendo: ¿Quién puede pasar a través de estas trampas? Entonces escuché una voz responderme: la humildad". San Antonio Abad.

lunes, 27 de agosto de 2012

A la luz del rostro de Dios

“En efecto, en ninguna parte se comprende mejor la medida de la imperfección humana, que a la luz del rostro de Dios, en el espejo de la visión divina. Allí, en el día eterno, viendo el alma cada vez mejor lo que le falta, corrige cada día por la semejanza lo que le falta por causa de la desemejanza; ella se aproxima por la semejanza a aquel de quien se había alejado por la desemejanza. Y así, una semejanza cada vez más nítida acompaña a una visión cada vez más clara”. Guillermo de Saint-Thierry, Carta de Oro, n° 271.

sábado, 25 de agosto de 2012

Servir a Dios en las pequeñas cosas

"Las ocasiones de servir a Dios en cosas grandes, raras veces se ofrecen, pero las pequeñas ocurren a diario; ahora bien, «el que es fiel en lo poco -dice el mismo Salvador-, le constituiré sobre lo mucho». Haz, pues, todas las cosas en nombre de Dios, y todas serán bien hechas. Ya comas, ya bebas, ya duermas, ya te recrees, ya des vueltas al asador, mientras sepas enderezar bien tus quehaceres, aprovecharás mucho en la presencia de Dios, sí haces todas las cosas porque Dios quiere que las hagas". San Francisco de Sales, Introducción a la vida devota, III, 35.

jueves, 23 de agosto de 2012

Tesoro en vasijas de barro

"El vaso del alfarero se escapa de la mano del que lo amasó...; se escapa de la mano del que lo sostiene y que lo lleva... Qué desgracia si se cayera de tu mano, porque se rompería en mil pedazos y quedaría reducido a nada. Lo sabe, y por tu gracia no cae. Ten compasión, Señor, ten compasión: nos diste forma, y somos arcilla (Jr 18,6; Gn 2,7). Hasta aquí... permanecemos firmes, hasta aquí tu mano poderosa nos lleva; con tres dedos nos sostienes, la fe, la esperanza y la caridad, con los cuales sostienes la masa de la tierra, la solidez de la Iglesia santa.
Ten compasión, sostennos; qué tu mano no nos abandone. Sumerge nuestras entrañas y nuestro corazón en el fuego de tu Espíritu Santo (Ps 25,2); consolida aquello que diste forma en nosotros, con el fin de que no nos disgreguemos y no seamos reducidos a nuestra arcilla, o a nada en absoluto. Por ti, para ti, hemos sido creados, y hacia ti somos llevados. Nos diste forma y formaste, lo reconocemos; adoramos e invocamos tu sabiduría de la que disponemos, tu bondad y tu misericordia que hemos de conservar. Perfecciónanos, tú que nos hiciste; perfecciónanos hasta la plenitud de tu imagen y semejanza, según la cual tú nos formaste". Guillermo de Saint-Thierry, Oraciones meditativas, 1.

martes, 21 de agosto de 2012

Trinidad eterna

"Tú, Trinidad eterna, eres mar profundo, en el que cuanto más penetro, más descubro, y cuanto más descubro, más te busco". Santa Catalina de Siena, Diálogo, 167.

domingo, 19 de agosto de 2012

Enseñar con palabras y obras

"Juan Bautista enseña con palabras y obras. Verdadero maestro, que muestra con su ejemplo, lo que afirma con su lengua. La sabiduría hace al maestro, pero es la conducta lo que da la autoridad... Enseñar con obras es la única regla de aquellos que quieren instruir. Enseñar con palabras es la sabiduría; pero cuando se pasa a las obras, es virtud. El verdadero conocimiento está unido a la virtud: es esta, solo esta la que es divina y no humana...
"En aquellos días, se manifiesta Juan Bautista, proclamando en el desierto de Judea:"Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos"(Mateo 3:1-2). "Convertíos" ¿Por qué no dice: "Alegraos"? "Alegraos, más bien, porque las realidades humanas dan paso a las divinas, las terrestres a las celestes, las temporales a las eternas, el mal al bien, la incertidumbre a la seguridad, la tristeza a la felicidad, las realidades perecederas a aquellas que permanecen para siempre. El reino de los cielos está cerca. Convertíos".
Que tu conducta de conversión sea evidente. Tú que has preferido lo humano a lo divino, que has querido ser esclavo del mundo, en vez de vencer al mundo con el Señor del mundo, conviértete. Tú que has huido de la libertad que las virtudes te hubieran procurado, ya que has querido someterte al yugo del pecado, conviértete, conviértete de verdad, tú que por miedo a la Vida, estás condenado a muerte". San Pedro Crisólogo, Sermón 167.

viernes, 17 de agosto de 2012

Has vencido, Señor

"Sí, mi Señor, has pasado muchas penas para servirme; sería justo y equitativo que de ahora en adelante puedas descansar, y que tu servidor, a su vez, se ponga a servirte; su momento ha llegado... Has vencido, Señor, a este tu servidor rebelde; extiendo mis manos para recibir tus ataduras, inclino mi cabeza para recibir tu yugo. Permíteme servirte. Aunque soy un servidor inútil si tu gracia no me acompaña y no trabaja siempre a mi lado (Sab 9,10), recíbeme como tu servidor para siempre". Beato Guerrico de Igny, Primer sermón para el domingo de Ramos.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Que nadie se crea abandonado

"Ciertas personas que no tienen capacidad para ser promovidas, deducen de ello que no se les ama; si no encuentran alguien que les implique en sus tareas y sus funciones, se lamentan de que se las deja solas. Sabemos bien que eso es fuente de graves discordias entre gente que pasaban por ser amigos; y para colmo de indignación, esas personas se separan y llegan incluso a maldecirse...

Que nadie se crea abandonado a su suerte porque no se les ha concedido una determinada promoción. En referencia a esto vemos que el Señor Jesús ha preferido Pedro a Juan. De todas formas, confiriendo la primacía a Pedro, no ha retirado, en absoluto, su afecto a Juan. Ha confiado a Pedro su Iglesia; ha confiado su madre, tiernamente amada, a Juan (Jn 19,27). Ha dado a Pedro las llaves de su reino (Mt 16,19); ha descubierto a Juan los secretos de su corazón (Jn 13,25). Pedro, pues, ocupa un lugar elevado, pero el puesto de Juan es más seguro. Pedro se siente orgulloso de haber recibido el poder. Cuando Jesús dice: «Uno de vosotros me entregará» (Jn 13,21) tiembla y aterroriza juntamente con los otros; Juan, enardecido por estar tan cerca del Señor, instigado por Pedro, le pregunta para saber de quien se trata. Pedro se entrega a la acción; Juan queda puesto aparte para dar testimonio de su amor, según la palabra: «Quiero que quede así hasta que yo vuelva». Nos ha dado ejemplo para que también nosotros hagamos igual". Elredo de Rielvaux, La amistad espiritual, III, 115.

lunes, 13 de agosto de 2012

Amor y temor de Dios

"Amor y temor de Dios. Son dos castillos fuertes, desde donde se da guerra al mundo y a los demonios". Santa Teresa de Jesús, Camino de perfección, 40, 1.

sábado, 11 de agosto de 2012

Tribulaciones

"Los árboles que crecen en lugares sombreados y libres de vientos, mientras que externamente se desarrollan con aspecto próspero, se hacen blandos y fangosos, y fácilmente les hiere cualquier cosa; sin embargo, los árboles que viven en las cumbres de los montes más altos, agitados por muchos vientos y constantemente expuestos a la intemperie y a todas las inclemencias, golpeados por fortísimas tempestades y cubiertos de frecuentes nieves, se hacen más robustos que el hierro". San Juan Crisóstomo, Homilía sobre la gloria en la Tribulación.

jueves, 9 de agosto de 2012

Una grande determinación

"Importa mucho, y el todo, una grande y muy determinada determinación de no parar hasta llegar a ella (la santidad), venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, trabájese lo que se trabajare, murmure quien murmurare, siquiera llegue allá, siquiera se muera en el camino o no tenga corazón para los trabajos que hay en él, siquiera se hunda el mundo". Santa Teresa de Jesús, Camino de perfección, 21, 2.

martes, 7 de agosto de 2012

Sobrellevar las dificultades

"Lo que no somos capaces de corregir en nosotros mismos o en los demás, debemos soportarlo pacientemente hasta que Dios disponga de otro modo. Considera que es mejor así para tu calificación y tu paciencia sin la que no tienen mayor valor nuestros esfuerzos. Debes, sin embargo, suplicar a Dios para que se digne ayudarte en esas dificultades y puedas sobrellevarlas con buen ánimo". Tomás de Kempis, Imitación de Cristo, Libro I, Cap. XVI, 1.

domingo, 5 de agosto de 2012

Acción del Espíritu Santo

"Todo buen consejo acerca de la salvación de los hombres viene del Espíritu Santo". Santo Tomás de Aquino, Sobre el Padrenuestro.

viernes, 3 de agosto de 2012

Un rastro del paso de Dios

"Las criaturas son como un rastro del paso de Dios. Por esta huella se rastreará su grandeza, poder y sabiduría y todos sus atributos". San Juan de la Cruz, Cántico espiritual, 5, 3.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Mediador entre Dios y los hombres

Al final de nuestras plegarias decimos: «Por Nuestro Señor Jesucristo, Tu Hijo» y no «Por el Espíritu Santo». Esta práctica de la Iglesia universal tiene su explicación. Se debe al misterio según el cual el hombre Jesucristo es el mediador entre Dios y los hombres (1 Tim 2,5) sacerdote eterno según el orden de Melquisedec, él que con su propia sangre ha entrado en el Santuario, no en aquel que es imagen del verdadero, sino en el cielo donde está sentado a la derecha del Dios e intercede por nosotros (Heb 6,20; 9,24).
El apóstol dice, refiriéndose al sacerdocio de Cristo: «Así pues, ofrezcamos a Dios sin cesar por medio de él un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que bendicen su nombre» (Heb 13,15). Por él ofrecemos el sacrificio de alabanza y de oración, porque gracias a su muerte fuimos reconciliados cuando aún éramos enemigos (Rm 5,10). Ha querido ofrecerse como víctima por nosotros. Por esto, desde entonces, nuestra ofrenda puede ser agradable a Dios. Por esto, San Pedro nos advierte con las siguientes palabras: «También vosotros, como piedras vivas, vais construyendo un templo espiritual, dedicado a un sacerdocio santo, para ofrecer, por medio de Jesucristo, sacrificios espirituales agradables a Dios» (1P 2,5). Por esto decimos a Dios Padre: «Por Jesucristo, tu Hijo, Nuestro Señor». San Fulgencio de Ruspe, Carta 14, 36.