"Lo que no somos capaces de corregir en nosotros mismos o en los demás, debemos soportarlo pacientemente hasta que Dios disponga de otro modo. Considera que es mejor así para tu calificación y tu paciencia sin la que no tienen mayor valor nuestros esfuerzos. Debes, sin embargo, suplicar a Dios para que se digne ayudarte en esas dificultades y puedas sobrellevarlas con buen ánimo". Tomás de Kempis, Imitación de Cristo, Libro I, Cap. XVI, 1.