“Ten verdadero dolor de los pecados que confiesas, por leves que sean, y haz firme propósito de la enmienda para en adelante. Muchos hay que pierden grandes bienes y mucho aprovechamiento espiritual porque, confesándose de los pecados veniales como por costumbre y cumplimiento, sin pensar enmendarse, permanecen toda la vida cargados de ellos”. San Francisco de Sales, Introducción a la vida devota, II parte, 19.