“El principal fin de la transfiguración era desterrar del alma de los discípulos el escándalo de la cruz”. San León Magno, Sermón, 51, 3.
viernes, 30 de agosto de 2013
miércoles, 28 de agosto de 2013
Padre, Hijo y Espíritu Santo
“Firmemente creemos y simplemente confesamos que uno solo es el verdadero Dios, eterno, inmenso, inconmutable, incomprensible, omnipotente e inefable, Padre, Hijo y Espíritu Santo: tres personas ciertamente, pero una sola esencia, substancia o naturaleza absolutamente simple”. Concilio IV de Letrán (D 428).
lunes, 26 de agosto de 2013
Humildad interior
"La verdadera
humildad de corazón es más sentida y vivida interiormente que al exterior.
Cierto, es preciso mostrarse siempre humilde en presencia de Dios, pero con
esta falsa humildad que no conduce más que al desaliento, agotamiento y a la
desesperación. Debemos tener una mala reputación de nosotros mismos, no hacer
pasar nuestro propio interés antes que el los demás y juzgarnos como inferiores
a nuestro prójimo. Si es cierto
que nos hace falta mucha paciencia para soportar las miserias de los demás, nos
precisa aún mucha más para aprender a soportarnos a nosotros mismos. Ante tus
cotidianas infidelidades, haz continuamente actos de humildad. Cuando el Señor
te verá así arrepentido, extenderá su mano hacia ti y te atraerá hacia él. Nadie merece
nada en este mundo; es sólo el Señor quien nos lo concede todo, por pura
benevolencia y porque, en su infinita bondad, nos todo". Padre Pío de Pietrelcina, O.F.M.Cap.
sábado, 24 de agosto de 2013
El profeta náufrago
"Jonás mismo decide que le echen a la mar: “Agarradme y tiradme al mar” (Jn 1,12) dice, lo cual significa la pasión voluntaria del Señor... He aquí, que sale de las profundidades del mar un monstruo, un gran pez se acerca que tiene que cumplir y manifestar la resurrección del Señor, o mejor dicho, engendrar este misterio. He aquí un monstruo, imagen terrorífica del infierno, que con sus fauces abiertos se lanza sobre el profeta, saborea y asimila el poder de su creador, y devorándolo come su propia incapacidad de engullir ya nunca más a nadie. La estancia en sus entrañas prepara la estancia del visitante de arriba: así, lo que había sido causa de desdicha se transforma en embarcación inconcebible de una travesía necesaria, guardando a su pasajero y echándolo, al cabo de tres días, a la orilla. Así se dio a los paganos lo que se arrebató a los enemigos de Cristo. Y cuando éstos pidieron un signo, el Señor determinó que este único signo les sería dado, por el cual comprenderían que la gloria que esperaban recibir de Cristo sería otorgada a los paganos... Por la maldad de sus enemigos, Cristo fue sumergido el las profundidades del caos del infierno; durante tres días ha recorrido todos sus rincones (1P 3,19) . Y cuando resucitó manifestó la crueldad de sus enemigos, la propia grandeza y su triunfo sobre la muerte. Será, pues, justo que los habitantes de Nínive se levantaran el día del juicio para condenar a esta generación, porque ellos se convirtieron por la proclamación de un solo profeta naufragado, extranjero, desconocido, mientras que la gente de esta generación, después de tantas obras admirables y prodigios, con todo el esplendor de la resurrección, no llegaron a acoger la fe ni se convirtieron. Han rechazado creer en el signo mismo de la resurrección". San Pedro Crisólogo, Sermón 3.
jueves, 22 de agosto de 2013
Nosotros, ignorantes e iletrados
“Colmado de gracias del Espíritu Santo, el bienaventurado Francisco predijo a sus hermanos lo que tenía que pasar. En el bosque cercano a la capilla de Santa María de la Porciúncula, donde tenían costumbre los hermanos de retirarse para la oración, reunió a los seis hermanos que le seguían entonces y les dijo: “Queridos hermanos, entendamos bien nuestra vocación. En su misericordia, Dios no nos ha llamado solamente para nuestro provecho propio sino también para el servicio y la salvación de muchos otros. Vayamos pues, por el mundo, exhortando y mostrando a los hombres y las mujeres, por nuestra palabra y nuestro ejemplo, la penitencia de sus pecados y a acordarse de los preceptos de Dios que habían quedado en el olvido.” Luego añadió: “No tengáis miedo, pequeño rebaño!” (Lc 12,32) tened confianza en el Señor. No os preguntéis el uno al otro: ¿Cómo vamos a predicar nosotros, ignorantes e iletrados?” Acordaos, más bien, de las palabras del Señor a sus discípulos: “Yo os digo: no seréis vosotros los que hablaréis sino que el Espíritu Santo hablará por vosotros.” (Mt 10,20) Es pues, el Señor mismo quien os comunicará su Espíritu y su sabiduría para exhortar y predicar a los hombres y mujeres la senda y la práctica de sus mandamientos”. Vida de San Francisco de Asís, “Anónimo de Perusa”.
martes, 20 de agosto de 2013
Convertirnos y pedir perdón
“Porque Dios, aun ofendido, sigue siendo Padre nuestro; aun irritado,
nos sigue amando como a hijos. Solo una cosa busca: no tener que castigarnos
por nuestras ofensas, ver que nos convertimos y le pedimos perdón”. San Juan
Crisóstomo, Homilías sobre San Mateo, 22, 5.
domingo, 18 de agosto de 2013
Omnipotencia de Dios
“La omnipotencia de Dios se manifiesta, sobre todo,
en el hecho de perdonar y usar de misericordia, porque la manera de demostrar
que Dios tiene el poder supremo es perdonar libremente”. Santo Tomás de Aquino, O.P:, Suma Teológica, 1, q. 25, a. 3 ad 3.
viernes, 16 de agosto de 2013
¿Cómo será eso?
“Oh alma fiel, cuando tu fe se vea rodeada de incertidumbre y tu débil razón no comprenda los misterios demasiado elevados, di sin miedo, no por deseo de oponerte, sino por anhelo de profundizar (como María): “¿Cómo será eso?” (Lc 1,34). Que tu pregunta se convierta en oración, que sea amor, piedad, deseo humilde. Que tu pregunta no pretenda escrutar con suficiencia la majestad divina, sino que busque la salvación en aquellos mismos medios de salvación que Dios nos ha dado. Pues nadie conoce lo íntimo del hombre, sino el espíritu del hombre, que está en él; y, del mismo modo, lo intimo de Dios lo conoce sólo el Espíritu de Dios (1Co 2,11). Apresúrate, pues, a participar del Espíritu Santo: cuando se le invoca, ya está presente; es más, si no hubiera estado presente no se le habría podido invocar. Cuando se le llama, viene, y llega con la abundancia de las bendiciones divinas. Él es aquella impetuosa corriente que alegra la ciudad de Dios (Sal. 45,5). Si al venir te encuentra humilde, sin inquietud, lleno de temor ante la palabra divina, se posará sobre ti (Lc 1,35) y te revelará lo que Dios esconde a los sabios y entendidos de este mundo. Y, poco a poco, se irán esclareciendo ante tus ojos todos aquellos misterios que la Sabiduría (1Co 1,24) reveló a sus discípulos cuando convivía con ellos en el mundo, pero que ellos no pudieron comprender antes de la venida del Espíritu de verdad, que debía llevarlos hasta la verdad plena. (Jn 16,12-13)”. Guillermo de San Thierry, El espejo de la fe ,6.
miércoles, 14 de agosto de 2013
Seguir adelante
Te exhorto por la gracia de la cual estás revestido que sigas adelante en tu curso y en exhortar a todos los hombres para que puedan ser salvos. Reivindica tu cargo con toda diligencia de carne y de espíritu. Procura que haya unión, pues no hay nada mejor que ella. Soporta a todos, como el Señor te soporta. Toléralo todo con amor, tal como haces. Entrégate a oraciones incesantes. Pide mayor sabiduría de la que ya tienes. Sé vigilante, y evita que tu espíritu se adormile. Habla a cada hombre según la manera de Dios. Sobrelleva las dolencias de todos, como un atleta perfecto. Allí donde hay más labor, hay mucha ganancia. Si amas a los entendidos, esto no es nada que haya que agradecérsete. Más bien somete a los más impertinentes por medio de la mansedumbre. No todas las heridas son sanadas por el mismo ungüento. Suaviza los dolores agudos con fomentos. Sé prudente como la serpiente en todas las cosas e inocente siempre como la paloma. Por esto estás hecho de carne y espíritu, para que puedas desempeñar bien las cosas que aparecen ante tus ojos; y en cuanto a las cosas invisibles, ruega que te sean reveladas, para que no carezcas de nada, sino que puedas abundar en todo don espiritual. Los tiempos te lo requieren, como los pilotos requieren vientos, o un marino zarandeado por la tormenta (busca) un asilo, para poder llegar a Dios. Sé sobrio, como atleta de Dios. El premio es la incorrupción y la vida eterna, con respecto a la cual ya estás persuadido. En todas las cosas te soy afecto, yo y mis cadenas, que tú estimaste. No te desmayes por los que parecen ser dignos de crédito y, pese a todo, enseñan doctrina extraña. Mantente firme como un yunque cuando lo golpean. A un gran atleta le corresponde recibir golpes y triunfar. Pero por amor de Dios hemos de soportar todas las cosas, para que El nos soporte a nosotros. Sé, pues, más diligente de lo que eres. Marca las estaciones. Espera en Aquel que está por encima de toda estación, el Eterno, el Invisible, que se hizo visible por amor a nosotros, el Impalpable, el Impasible, que sufrió por amor a nosotros, que sufrió en todas formas por amor a nosotros”. San Ignacio de Antioquía Carta a Policarpo 1-3.
lunes, 12 de agosto de 2013
Condición y naturaleza de la oración
“La oración según su condición y naturaleza es
unión del hombre con Dios”. San Juan Clímaco, Escala cap. XXIX.
sábado, 10 de agosto de 2013
Vida perfecta
“Toda
la vida perfecta consiste en la perfección de la oración”. Casiano, Collationes
IX, 1.
jueves, 8 de agosto de 2013
Ganar almas
“Cuando
en la vida de los santos leemos que convirtieron almas, mucha más devoción me
hace y más ternura y más envidia que todos los martirios que padecen; por ser
ésta la inclinación que Nuestro Señor me ha dado, pareciéndome que precia más un
alma que por nuestra industria y oración le ganásemos mediante su misericordia
que todos los servicios que le podamos hacer”. Santa Teresa de Jesús, O.C.D.,
Fundaciones, C.1, p.2.
martes, 6 de agosto de 2013
Dios cuida de nosotros
"En diversos
pasajes de las Sagradas Escrituras nos asegura que Jesucristo constantemente cuida de
nosotros con desvelo; que nos lleva y llevará siempre en su regazo, sobre su
corazón y en sus entrañas; y no se conforma con decírnoslo una o dos veces,
sino que lo afirma y repite hasta cinco veces en el mismo pasaje. Y en otro texto de Isaías nos
asegura que si una madre llegara a olvidarse del hijo que un día llevó en su
seno, El, sin embargo, jamás nos olvidaría y que ha escrito nuestro nombre en
sus manos para no olvidarnos nunca; que si alguno nos tocara, lo heriría a El
en la niña de sus ojos; que no tenemos por qué preocuparnos de lo
necesario para la vida y el vestido, pues El en persona lo hace por nosotros ya
que de sobra conoce nuestras necesidades ; que ha contado todos los cabellos de
nuestra cabeza y que ninguno de ellos caerá sin su licencia; que su Padre nos
ama igual que a El, y que su propio amor a nosotros es idéntico al que profesa
a su Padre; Que El desea estemos en donde El esté, es decir que anhela vernos
reposar en el mismo regazo de su Padre; que quiere vernos sentados con El en el
mismo trono ; y que, en una palabra, no seamos con El sino una misma y sola
persona unida a la del Padre". San Juan Eudes, El Reino de Jesús, II, 2 - Práctica de la confianza y del santo abandono en Dios nuestro Señor .
domingo, 4 de agosto de 2013
Imitar la humildad de Cristo
“Hazte violencia (cf Mt 11,12), esfuérzate en imitar la humildad de Cristo, a fin de que se encienda cada vez más el fuego que prendió en ti, este fuego que consume todos los impulsos de este mundo que destruyen al hombre nuevo y que manchan las moradas del Señor santo y poderoso. Porque yo afirmo con san Pablo que "somos templo de Dios" (2Co 6,16). Purifiquemos pues su templo, "como él mismo es puro" (1Jn 3,3), con el fin de que tenga el deseo de permanecer allí; santifiquémoslo, como él mismo es santo (1P 1,16); adornémoslo de muchas obras buenas y dignas. Llenemos el templo del descanso de su voluntad, como de un perfume, por la oración pura, la oración del corazón que es imposible adquirir entregándose a los continuos impulsos de este mundo. Así la nube de su gloria cubrirá tu alma, y la luz de su grandeza brillará en tu corazón (cf 1R 8,10). Todos los que permanezcan en la casa de Dios se llenarán de alegría y se regocijarán. Pero los insolentes y los desleales desaparecerán bajo la llama del Espíritu Santo”. Isaac el Sirio, Discursos ascéticos, 1ª serie, n°2.
viernes, 2 de agosto de 2013
Se revistió de la condición humana
“Cristo
era Dios y se revistió de la condición humana. Sufrió por el que sufre, fue
arrestado por el que es vencido, fue juzgado por el que es condenado y fue enterrado
por quien es enterrado, y resucita de entre los muertos. Os anuncia estas
palabras: “¿quién me quiere denunciar? ¡Comparezcamos juntos!” (Is 50,8) Soy yo
quien libera al condenado, soy yo quien resucita a los muertos, yo quien saco
del sepulcro. ¿Quién me replica? Soy yo, dice Cristo, soy yo quien he abolido
la muerte, quien ha vencido al enemigo, quien ha pisado el infierno y ligado al
maligno (cf Lc 11,22). Yo he exaltado al hombre más allá de los cielos, yo,
Cristo. “Venid, pues, todos los pueblos de los hombres que estáis metidos en el
mal, recibid el perdón de vuestros pecados. Yo soy vuestro perdón, yo soy la
Pascua de la salvación, yo soy el cordero inmolado por vosotros, o soy el agua
que os purifica, yo soy vuestra luz, yo vuestro Salvador, vuestra resurrección,
vuestro rey. Os llevo conmigo al cielo, os mostraré al Padre celestial, os
resucitaré con mi derecha.” Este es el que hizo el cielo y la tierra, que formó
al hombre al inicio de la creación, que se anunció en la Ley y los profetas, el
que tomó carne de la Virgen, que fue colgado en un madero, puesto en un
sepulcro y resucitó de entre los muertos, que está sentado a la derecha del
Padre y tiene poder de juzgarlo todo y de salvar todo. Por él, el Padre creó
todo lo que existe desde los orígenes hasta la eternidad. El es el alfa y la
omega, el principio y el fin, él es el Cristo... A él la gloria y el poder por
los siglos. Amén”. Melitón de Sardes, Homilía
pascual.
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