"En diversos
pasajes de las Sagradas Escrituras nos asegura que Jesucristo constantemente cuida de
nosotros con desvelo; que nos lleva y llevará siempre en su regazo, sobre su
corazón y en sus entrañas; y no se conforma con decírnoslo una o dos veces,
sino que lo afirma y repite hasta cinco veces en el mismo pasaje. Y en otro texto de Isaías nos
asegura que si una madre llegara a olvidarse del hijo que un día llevó en su
seno, El, sin embargo, jamás nos olvidaría y que ha escrito nuestro nombre en
sus manos para no olvidarnos nunca; que si alguno nos tocara, lo heriría a El
en la niña de sus ojos; que no tenemos por qué preocuparnos de lo
necesario para la vida y el vestido, pues El en persona lo hace por nosotros ya
que de sobra conoce nuestras necesidades ; que ha contado todos los cabellos de
nuestra cabeza y que ninguno de ellos caerá sin su licencia; que su Padre nos
ama igual que a El, y que su propio amor a nosotros es idéntico al que profesa
a su Padre; Que El desea estemos en donde El esté, es decir que anhela vernos
reposar en el mismo regazo de su Padre; que quiere vernos sentados con El en el
mismo trono ; y que, en una palabra, no seamos con El sino una misma y sola
persona unida a la del Padre". San Juan Eudes, El Reino de Jesús, II, 2 - Práctica de la confianza y del santo abandono en Dios nuestro Señor .