Non nobis, Domine, non nobis, sed nomine tuo da gloriam. Psal 113, 9

viernes, 10 de diciembre de 2010

Destruir las orgullosas murallas del pecado

“Marchemos a la guerra como Josué; asaltemos la ciudad más considerable de este mundo –la malicia- y destruyamos las orgullosas murallas del pecado. ¿Acaso no mirarás a tu alrededor para ver qué camino has de tomar y qué campo de batalla vas a escoger? Sin duda te van a parecer extrañas mis palabras; y sin embargo son verdaderas: limita tu búsqueda a ti solo. En ti está el combate que vas a emprender, en tu interior el edifico de malicia que has de socavar; tu enemigo sale del fondo de tu corazón. Y no soy yo quien lo digo sino el mismo Cristo; escúchale: «del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias» (Mt 15,19). ¿Te das cuenta de la fuerza de este ejército enemigo que avanza contra ti desde el fondo de tu corazón? Ahí tienes a nuestros enemigos, a los que hemos de matar al primer combate, los que están en primera línea para ser derribados. Si somos capaces de derribar sus murallas y exterminarlos hasta que no quede ni uno sólo para poderlo narrar, ni tan sólo uno para volver a atacar (Jos 11,14), si no queda ni uno para revivir y volver a ocupar nuestros pensamientos, entonces Jesús nos dará el gran descanso”. Orígenes, (hacia 185-253), presbítero y teólogo, Homilías sobre el libro de Josué, nº 5, 2.

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