"En dando lugar el alma, que es quitar de sí todo velo y mancha de criatura, lo cual consiste en tener la voluntad perfectamente unida con la de Dios, porque el amar es obrar en despojarse y desnudarse por Dios de todo lo que no es Dios, luego queda esclarecida y transformada en Dios". San Juan de la Cruz, Subida al Monte Carmelo, libro 2, cap. 5, 7.
jueves, 31 de mayo de 2012
martes, 29 de mayo de 2012
Juicios temerarios
"La causa de tantos juicios temerarios es el considerarlos como cosa de poca importancia; y, no obstante, si se trata de materia grave, se pueden cometer pecados graves". Santo Cura de Ars, Sermón sobre el juicio temerario.
domingo, 27 de mayo de 2012
Virgen, Reina y Señora, bajo tus alas guárdame
"Virgen augusta y dueña, Reina, Señora, protégeme bajo tus alas, guárdame, para que no se gloríe contra mí Satanás, que siembra ruinas, ni triunfe contra mí el malvado enemigo". San Efrén, Orationes ad Sanctisimam Dei Matrem.
viernes, 25 de mayo de 2012
No existe armonía entre la luz y las tinieblas
"Están pues muy equivocados los que creen y esperan para la Iglesia, un estado permanente de plena tranquilidad, de prosperidad universal, y un reconocimiento práctico y unánime de su poder, sin contradicción alguna; pero es peor y más grave el error de aquellos que se engañan pensando que lograrán esta paz efímera disimulando los derechos y los intereses de la Iglesia, sacrificándolos a los intereses privados, disminuyéndolos injustamente, complaciendo al mundo “en donde domina enteramente el demonio” (1 Jn 5, 19), con el pretexto de simpatizar con los fautores de la novedad y atraerlos a la Iglesia, como si fuera posible la armonía entre la luz y las tinieblas, entre Cristo y el Demonio.
Son éstos sueños de enfermos, alucinaciones que siempre han ocurrido y ocurrirán mientras haya soldados cobardes, que arrojen las armas a la sola presencia del enemigo, o traidores, que pretendan a toda costa hacer las paces con los contrarios, a saber, con el enemigo irreconciliable de Dios y de los hombres". San Pío X, Encíclica Communium Rerum, con motivo de su Jubileo Sacerdotal y el octavo centenario de San Anselmo, 21 de abril de 1909.
miércoles, 23 de mayo de 2012
Un alzar de ojos con acordarnos de Él
"(Dios) ...es tan agradecido, que un alzar de ojos con acordarnos de Él no deja sin premio". Santa Teresa, Camino de perfección, 23, 3.
lunes, 21 de mayo de 2012
Visitas al Santísimo
"¿Qué haremos, preguntáis algunas veces, en la presencia de Dios Sacramentado? Amarle, alabarle, agradecerle y pedirle. ¿Qué hace un sediento en vista de una fuente cristalina?". San Alfonso Mª de Ligorio, Visitas al Stmo. Sacramento, 1.
sábado, 19 de mayo de 2012
Abrazar la cruz
"Si en algún tiempo, hermano mío, le persuadiere alguno, sea o no prelado, doctrina de anchura y más alivio, no le crea ni abrace, aunque se la confirme con milagros, sino penitencia y más penitencia y desasimiento de todas las cosas. Y jamás, si quiere llegar a poseer a Cristo, le busque sin la Cruz”. San Juan de la Cruz, Carta al P. Juan de Santa Ana n° 23.
jueves, 17 de mayo de 2012
La comodidad moderna
“La comodidad moderna y el amor propio humillado ante la propia cobardía podrán lanzar nuevas fórmulas e inventar sistemas de santificación cómodos y fáciles, pero todos ellos están inexorablemente condenados al fracaso. No hay más santificación posible que la crucifixión con Cristo. De hecho todos los Santos están ensangrentados". R.P. Antonio Royo Marín O.P., Teología de la Perfección Cristiana.
martes, 15 de mayo de 2012
Volver al interior
"Es de todo punto necesaria la vuelta al interior, entrar dentro de nosotros mismos, para que Dios nazca en el alma. Apremia lograr un fuerte impulso de recogimiento, recoger e introducir todas nuestras potencias, inferiores y superiores, y trocar la dispersión en concentración, pues, como dicen, la unión hace la fuerza. Cuando un tirador pretende golpe certero en el blanco cierra un ojo para fijarse mejor con el otro. Así el que quiera conocer algo a fondo necesita que todos sus sentidos concurran en un punto, dirigirlos al centro del alma de donde salieron". Juan Tauler, Místico Dominico del siglo XIV.
domingo, 13 de mayo de 2012
Renuncia cotidiana
"Porque es bien poca cosa para el monje haber renunciado una vez, es decir, haber despreciado los bienes caducos en el principio de su conversión, si no sigue renunciando a ellos todos los días". Casiano, Colationes 24,2.
viernes, 11 de mayo de 2012
Nuestra Señora es...
"Nuestra Señora es descanso para los que trabajan, consuelo de los que lloran, medicina para los enfermos, puerto para los que maltrata la tempestad, perdón para los pecadores, dulce alivio de los tristes, socorro de los que la imploran". San Juan Damasceno, Homilía en la Dormición de la B. Virgen María.
miércoles, 9 de mayo de 2012
Nadie es bueno, si no solo Dios
"¿Acaso no os he escogido yo a vosotros, los Doce? Y uno de vosotros es un diablo" (Jn 6,70). El Señor debió decir: "Escogí once"; ¿acaso escogió a un demonio, un demonio está entre los elegidos?... ¿Diremos que escogiendo a Judas, el Salvador quiso cumplir por él, contra su voluntad, sin que lo supiera, una obra tan grande y buena? Esto es lo propio de Dios: hacer servir para el bien las obras malas de los malos...
El malvado hace servir para el mal todas las buenas obras de Dios; el hombre de bien, al contrario, hace servir para el bien las malas acciones de los malvados. ¿Y quién es más bueno que Dios? El Señor mismo lo dice: "Nadie es bueno, si no solo Dios" (Mc 10,18)...
¿Quién es peor que Judas? Entre todos los discípulos del Maestro, entre los Doce, él es el escogido para tener la bolsa y ocuparse de los pobres (Jn 13,19). Pero después de tal beneficio, es él quien percibe dinero para entregar al que es la Vida (Mt 26,15); persiguió como enemigo al que había seguido como discípulo... Pero el Señor hizo servir para el bien un gran crimen. Aceptó ser traicionado para rescatarnos: el crimen de Judas fue cambiado en bien.
¿A cuántos mártires persiguió Satanás? Pero si no lo hubiera hecho, no celebraríamos hoy su triunfo... El malvado no puede contrariar la bondad de Dios. Tiene como bueno ser artesano del mal, el Artesano supremo no permitiría la existencia del mal, si no supiera servirse de eso para que todo concurra al bien". San Agustín de Hipona, Sermón sobre el Evangelio de Juan, n° 27, § 10.
lunes, 7 de mayo de 2012
El Señor Dios nos ha aparecido
"El Señor Dios nos ha aparecido a nosotros que estábamos en las tinieblas y las sombras de la muerte (Lc 1,79). Se manifestó, resurrección de los que duermen, liberación de los cautivos, luz de los ciegos, consuelo de los afligidos, descanso de los débiles, fuente de los sedientos, vengador de los perseguidos, rescate de los perdidos, unión de los divididos, médico de los enfermos, salud de los descarriados". San Epifanio de Salamina, Homilía para la fiesta de Ramos.
sábado, 5 de mayo de 2012
El esplendor del nombre de Jesús
“El nombre de Jesús es el esplendor de los predicadores, ya que su luminoso resplandor es el que hace que su palabra sea anunciada y escuchada. ¿Cuál es la razón de que la luz de la fe se haya difundido por todo el orbe de modo tan súbito y tan ferviente sino la predicación de este nombre? ¿Acaso no es por la luz y la atracción del nombre de Jesús que Dios nos llamó a la luz maravillosa? A los que de este modo hemos sido iluminados, y en esta luz vemos la luz, dice con razón el Apóstol: Un tiempo erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor: caminad como hijos de la luz". San Bernardino de Siena, Sermón 49, Sobre el glorioso nombre de Jesucristo.
jueves, 3 de mayo de 2012
Prueba manifiesta del amor de Dios
“Quien posee el conocimiento de Cristo (1 Cor. 2, 16) sabe también de cuánto provecho es a la piedad cristiana y lo mucho que conviene al siervo de Dios y de Cristo redentor recordar devotamente los frutos de la pasión redentora disfrutándolos en su conciencia y reteniéndolos en la memoria. Eso es comer espiritualmente el cuerpo del Señor y beber su sangre, recordando a aquel que mandó a todos los que creen en él: “Haced esto en recuerdo mío” (Lc 22, 19).
Bien claro está que es grave impiedad olvidarse de esta prueba manifiesta del amor de Dios (Sal 103,22), además de ser un pecado de desobediencia, como sería una ofensa grave olvidarse de un amigo que se ausenta habiéndonos confiado alguna señal para recordarle.
El misterio de esta santa y venerable conmemoración en forma debida, lugar y tiempo, pueden hacerlo solamente algunos hombres a quienes se les ha confiado este misterio. Pero la gracia del sacramento en todos los lugares de su imperio, avivarla, tocarla, apropiársela para la salvación en la forma que nos ha sido transmitida (1 Cor. 11, 23) , es decir, con sentimientos de piadosa gratitud, está al alcance de todos aquellos a quienes fue dicho: “Vosotros sois linaje elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido, para anunciar las alabanzas de aquel que os ha llamado de las tinieblas a la admirable luz” (1 Pe 2, 9)
El sacramento es vida para aquel que lo recibe dignamente, pero quien lo recibe mal lo profana acarreándose muerte y condenación. (1 Cor 11, 29) Solamente los que son dignos reciben la gracia del sacramento, que sería muerte para quien lo recibiese sin estar en gracia. La gracia sacramental, aun sin recibir el sacramento, es vida eterna.
Si quieres de verdad, a cualquier hora, día y noche, está a tu disposición tanta grandeza, aun en la celda. Siempre que el recuerdo de aquel que sufrió por ti (1 Pe. 2, 21) acrecienta tu fe y amor a la pasión de Cristo, comes el cuerpo de Cristo y bebes su sangre. Mientras permanezcas en él por amor y él en ti por su acción de justicia y santidad estás siendo parte de su cuerpo, como uno de sus miembros". Guillermo de Saint Thierry, a los cartujos de Mont Dieu (Carta de oro).
martes, 1 de mayo de 2012
Dones del Espíritu Santo
Oración para alcanzar los dones del Espíritu Santo (para diversas enfermedades del alma).
Venid, venid Santo Espíritu con todos vuestros dones, y apartad de mí a satanás con todos sus pensamientos, que tantas veces me distrae en mis oraciones y devotas meditaciones.
Venid suavísimo viento y encended en el huerto de mi corazón el ardientísimo fuego de vuestro amor, extinguiendo en mi todo carnal afecto; para que corran aromas de gracias, con avenidas de lágrimas, por la gran compunción de mis pecados, y con la dulce memoria de todos vuestros beneficios.
Venid consolador grande, y con el resplandor de la interior alegría, levantadme del sepulcro de mi nublada tristeza, con esperanza de eterno descanso por tan pequeño trabajo.
Contra el hastío de mi alma, confirmadme con vuestras palabras de los himnos y salmos.
Contra el movimiento de la ira, dadme Dios mío, escudo de paciencia.
Contra el temor de la soberbia, representadme el miedo de la muerte y del eterno fuego.
¿Quién pues no temerá la potestad de vuestra ira, y una pena sin fin?
Contra la vanagloria y arrogancia, haced que atienda a mi propia flaqueza y a las virtudes de los otros.
Contra la liviandad de las palabras, enseñadme a guardar silencio.
Contra la disoluta risa, sacad de mis ojos llanto con gemidos, porque es mejor llorar con dolor, que reír sin propósito.
Contra el curioso y divertido mirar, ponedme delante a Jesús, por mí crucificado.
Contra el adorno de los vestidos, mostradme la corrupción de los gusanos.
Contra el apetito de la carne, abridme las sepulturas de los muertos.
Contra las bebidas del vino, dadme a beber hiel y vinagre de Cristo.
Contra los vanos rumores del siglo, contadme las divinas palabras.
Contra las largas fábulas cerradme presto los oídos, para que no entre el veneno por las ventanas.
Contra los paseos por las lonjas y plazas, atad mis pies y manos con las prisiones de vuestro temor, para que no caiga en vanas tentaciones.
Contra la tristeza y mala pereza, infundid en mi la santa unción de vuestra gracia.
Contra mi mala costumbre, dadme fuerzas, para hacer violencia a la naturaleza por la vida eterna.
Contra el peso de los trabajos, concededme tranquilidad de corazón, por medio de la devota oración.
Contra la desconfianza en muchas adversidades, comunicadme gran confianza de vuestra grande piedad y merecimientos de los Santos.
Oh benigno y Santo Espíritu ayudador en las tribulaciones. Amén.
Beato Tomás de Kempis. Oraciones y meditaciones de la Vida de Jesucristo, nuestro Salvador y de los beneficios que nos hizo. Impresor: Casa de Francisco Foppens. Bruselas. 1661.
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