"Virgen augusta y dueña, Reina, Señora, protégeme bajo tus alas, guárdame, para que no se gloríe contra mí Satanás, que siembra ruinas, ni triunfe contra mí el malvado enemigo". San Efrén, Orationes ad Sanctisimam Dei Matrem.
Non nobis, Domine, non nobis, sed nomine tuo da gloriam. Psal 113, 9