“La dificultad en la oración… está en saber recogerse. Logrado esto se ha logrado todo. El recogimiento es el secreto de la oración… Recogerse no significa olvidar, significa atender… Quiere decir esforzarse activamente hacia adentro, dejando la ridícula pretensión de encontrar a nuestro Dios escondido en las plazas y en las calles. Hay que evitar que las calles de la ciudad se abran plaza en tu corazón”. Un cartujo, La vida en Dios, Prólogo.