“El que gusta de la soledad, sabe a qué sabe Dios y toma gusto en Él. En la soledad se remontan y alejan del hombre las cosas que más suelen hacer guerra a los avecindados en el mundo, y con el sabor de las celestiales, las cargas más pesadas se hacen ligeras”. Fray Juan de los Ángeles, Conquista del Reino de Dios, Diálogo IX, pf. VI.