“La limpieza del corazón no es menos que el amor y gracia de Dios. Que los limpios de corazón son llamados por Nuestro Salvador bienaventurados; lo que es tanto como enamorados, pues bienaventuranza no se da menos que por amor”. San Juan de la Cruz O.C.D., Noche oscura, Lib. II, cap. XII, 1.