“Sí que no está el amor de Dios en tener lágrimas ni estos gustos y ternura –que por la mayor parte los deseamos y consolamos con ellos-, sino en servir con justicia y fortaleza de ánima y humildad”. Santa Teresa de Jesús O.C.D., Vida 10, 5.
Non nobis, Domine, non nobis, sed nomine tuo da gloriam. Psal 113, 9