"Fijemos nuestra mirada sobre el Padre y Creador del mundo entero; acojamos sus dones de paz y sus beneficios, magníficos, incomparables. Contemplemos con el pensamiento y consideremos con los ojos del alma la gran paciencia con sus designios; reflexionemos cómo actúa pacíficamente con su creación... Porque derrama sus beneficios sobre toda la creación, pero a nosotros nos los prodiga sobreabundantemente cuando recurrimos a su misericordia...". San Clemente de Roma, Carta a los Corintios, 19.