"Leemos en la historia que, viéndose un solitario muy fuertemente tentado, oyó a su superior que le decía: ¿Quieres, amigo mio, que pida a Dios te libre de tus tentaciones? —No, padre mío, contestó el solitario, puesto que ello contribuye a que nunca me aparte de la presencia de Dios, toda vez que tengo continua necesidad de acudir a Él para que me ayude a luchar". Santo Cura de Ars, Sermón sobre las tentaciones.
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