Yo soy solo un pobre ermitaño. Mi barba ya se hizo larga y blanca. Busqué a Dios y me lancé en sus brazos de Padre a cielo abierto. He experimentado muchas veces la debilidad, la falta de fuerza. Acudí al hermano que me guiaba; le pedía la limosna del pan, el pan de hacerme ver el camino que me llevase, lo más rápidamente posible a Dios. Su respuesta fue sencilla y clara, como el agua cristalina de la fuente cercana: Hermano, si quieres llegar a Dios en silencio, crece en deseo, ansía con toda tu alma su amor y su presencia, lanza tu corazón como el pájaro que, apoyado en la rama, mira con ojos abiertos el cielo azul. Y después calla y ora, ora y calla, paso a paso … Poco a poco te vas acercando al corazón de Dios. Un día verás con gozo que Dios ya está en tu corazón. Porque orar no es cuestión de prisas, sino de constancia y paciencia en el paso de amor de cada día. En silencio acudes a Dios y en silencio Él va entrando en tu vida.
lunes, 31 de enero de 2011
sábado, 29 de enero de 2011
Si queremos agradar a Dios
"Si queremos agradar a Dios, seamos almas de fe, de fe sencilla que nos penetre por entero. Juzguemos los acontecimientos a la luz de la fe, lo mismo que las pruebas y que las alegrías. Toda flojedad en la vida espiritual viene de la falta de espíritu de fe. Cuando se siente desaliento, cuando se encuentra uno menos recogido, menos mortificado, menos generoso al servicio de Dios, es que el espíritu de fe se ha debilitado. Recobrémoslo desde la base. Perfeccionemos nuestro espíritu de fe. En lugar de dejarnos conducir por la pura razón y algunas veces por la sensibilidad, rectifiquemos por la fe las impresiones de nuestra sensibilidad. Cuando esa luz que hiere con sus rayos las últimas fibras de nuestro corazón nos haya hecho alcanzar la transformación completa, habrá llegado el triunfo de la fe. La fe inspirada por la caridad nos modela a imagen y semejanza de Jesús, hasta el punto de que Dios cree ver en nosotros a su Hijo". Robert de Langeac, La vida oculta en Dios.
jueves, 27 de enero de 2011
Haz lo que esté en tu mano
"Tu elevación queda en el secreto de Dios; sin duda, Él no te dirá nada. Haz lo que esté en tu mano. Ama, ofrece a menudo a Dios la santidad inigualable de Jesús, de María y de los santos vivos y difuntos: todo eso te pertenece a ti, beneficiario de la Comunión de los Santos. Ofrécele la santidad del Cuerpo Místico de Cristo: eso es lo que glorifica a Dios. Tú eres miembro de ese Cuerpo, el menos noble quizás, pero no sin utilidad. Di con convicción y santa confianza: “Santa María, Madre de Dios, ruega por mí, pobre pecador”. Y vive en paz bajo las alas protectoras del Dios que te ama". Un Cartujo.
miércoles, 26 de enero de 2011
Palabras a los confesores
"Aquellas palabras que el Señor dijo a Jeremías: Ecce constitui te super gentes. . . ut evellas. . . et dissipes et aedifices et plantes (Jer 1, 10), las está repitiendo a todos los confesores; los cuales no solo deben arrancar los vicios del alma, sino también plantar virtudes". San Alfonso María de Ligorio, La práctica del confesor, 99.
martes, 25 de enero de 2011
Las siete armas espirituales
1. Tener cuidado y solicitud en obrar siempre el bien.
2. Creer que nosotros solos nunca podremos hacer algo verdaderamente bueno.
3. Confiar en Dios y, por amor a él, no temer nunca la batalla contra el mal, tanto en el mundo como en nosotros mismos.
4. Meditar a menudo los hechos y palabras de la vida de Jesús, sobre todo su pasión y muerte.
5. Recordar que debemos morir.
6. Tener fija en la mente la memoria de los bienes del Paraíso.
7. Tener familiaridad con la Santa Escritura, llevándola siempre en el corazón para que oriente todos nuestros pensamientos y acciones.
Santa Catalina de Bologna.
domingo, 23 de enero de 2011
Para que pueda amarte con amor perfecto
Oh Dios, a quien todos los corazones están abiertos,
para quien todo deseo es elocuente
y ante quien nada secreto está oculto;
purifica los pensamientos de mi corazón,
y derrama tu Espíritu,
para que yo pueda amarte con amor perfecto
y alabarte como tú mereces. Amén.
De “La Nube del No-Saber”.
para quien todo deseo es elocuente
y ante quien nada secreto está oculto;
purifica los pensamientos de mi corazón,
y derrama tu Espíritu,
para que yo pueda amarte con amor perfecto
y alabarte como tú mereces. Amén.
De “La Nube del No-Saber”.
viernes, 21 de enero de 2011
Protégeme Cristo, porque sufro por tí
«Gracias, Cristo: protégeme porque sufro por ti... Adoro al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Adoro a la Santa Trinidad... Gracias, Cristo. ¡Ayúdame, Cristo! Por ti sufro, Cristo... ¡Tu gloria es grande, Señor, en los siervos que te has dignado en llamar!... Te doy gracias, Señor Jesucristo, porque tu fuerza me ha consolado; no has permitido que mi alma pereciera con los impíos y me has concedido la gracia de tu nombre. Confirma ahora lo que has hecho en mí para que quede confundida la soberbia del Adversario». Secuencia de oraciones espontáneas, de las «Actas de Euplo», diácono mártir de Catania, muerto en torno al año 304 bajo Diocleciano.
miércoles, 19 de enero de 2011
Aplaca, Doncella PurísIma
Aplaca, doncella purísima,
la salvaje tempestad de mi alma;
porque sobre la tierra,
tú eres el único puerto de cuantos navegan
en el mar de la vida.
Oh pura, tú que has engendrado a la Luz,
ilumina los ojos de mi corazón.
Nos has sido dada
como protección, baluarte y gloria en la tierra.
Nos has sido dada como torre,
y segura salvación, oh doncella.
Por eso no tememos a los enemigos
los que te aclamamos piadosamente.
Juan Estudita, Metropolita de Tesalónica, *762+832.
la salvaje tempestad de mi alma;
porque sobre la tierra,
tú eres el único puerto de cuantos navegan
en el mar de la vida.
Oh pura, tú que has engendrado a la Luz,
ilumina los ojos de mi corazón.
Nos has sido dada
como protección, baluarte y gloria en la tierra.
Nos has sido dada como torre,
y segura salvación, oh doncella.
Por eso no tememos a los enemigos
los que te aclamamos piadosamente.
Juan Estudita, Metropolita de Tesalónica, *762+832.
lunes, 17 de enero de 2011
Pequeñas cosas
“Las cosas pequeñas son realmente pequeñas, pero el ser fieles en las cosas pequeñas es cosa grande”. San Agustín.
sábado, 15 de enero de 2011
Perseverancia en la oración
“¿No convendréis conmigo en que, si no alcanzamos lo que pedimos a Dios, es porque no oramos con fe, con el corazón bastante puro, con la confianza bastante grande, o porque no perseveramos en la oración como debiéramos?”. Santo Cura de Ars.
jueves, 13 de enero de 2011
Vencer al demonio
“El alma que venza la potencia del demonio no lo podrá conseguir sin oración ni podrá entender sus engaños sin mortificación y sin humildad”. San Juan de la Cruz.
martes, 11 de enero de 2011
La misericordia de Dios
"Yo era como una piedra en una profunda mina; y aquel que es poderoso vino, y en su misericordia, me levantó y me puso sobre una pared". San Patricio
domingo, 9 de enero de 2011
El respeto humano
“¿Sabéis cuál es la primera tentación que el demonio presenta a una persona que ha comenzado a servir mejor a Dios? Es el respeto humano”. Santo Cura de Ars.
viernes, 7 de enero de 2011
Busca que Dios esté contigo en todo lo que haces
No te preocupes demasiado por saber quién está por ti o contra ti; busca más bien que Dios esté contigo en todo lo que haces.
Ten la conciencia tranquila y Dios te defenderá.
Ninguna maldad podrá dañar a quien Dios ayuda.
Si sabes callar y sufrir, sin duda recibirás la ayuda del Señor.
Él sabe cuándo y cómo ha de librarte, y por eso tú debes someterte a él.
Es propio de Dios ayudar y librar de toda angustia.
A veces nos es muy provechoso para conservar la humildad que los otros conozcan y reprendan nuestros defectos. Cuando el hombre se humilla por sus defectos, fácilmente apacigua a otros y sin dificultad aplaca a los que están airados contra él.
Dios protege y libra al humilde, lo ama y lo consuela; se inclina hacia el hombre humilde, le concede su gracia y, después de su abatimiento, lo eleva a la gloria.
Dios revela sus secretos al humilde y lo invita y atrae bondadosamente hacia sí.
El humilde, después de recibir una injuria, permanece en paz, porque su confianza está en Dios y no en el mundo. No pienses que has adelantado algo si no te estimas inferior a todos.
Pacifícate tú primero y después podrás pacificar a los demás.
El hombre que procura la paz es más útil que el muy letrado.
El hombre que se deja dominar por sus pasiones aun el bien lo convierte en mal y ve el mal en todo.
El hombre bueno y amante de la paz convierte todas las cosas en bien.
El que está en paz no piensa mal de nadie. En cambio, el descontento e inquieto es atormentado por muchas sospechas; ni descansa él ni deja descansar a los demás. Muchas veces dice lo que no debería decir y deja de hacer lo que sería más provechoso para él. Considera lo que otros deben hacer y descuida sus propias obligaciones.
En primer lugar preocúpate por cumplir tus obligaciones y después con justicia podrás ocuparte de las del prójimo.
Tú sabes muy bien excusar y atenuar tus faltas y no quieres oír las disculpas de los demás.
Más justo sería que te acusaras a ti mismo y que disculparas a tu hermano.
Si quieres que los demás te soporten, sopórtalos tú primero.
Tomás de Kempis, La imitación de Cristo, Libro II, 2-3.
miércoles, 5 de enero de 2011
La Acción de Gracias y la alabanza divina
"Procurad reuniros con más frecuencia para celebrar la Acción de Gracias y la alabanza divina. Cuando os reunís con frecuencia en un mismo lugar, se debilita el poder de Satanás, y la concordia de vuestra fe le impide causaros mal alguno. Nada mejor que la paz, que pone fin a toda discordia en el cielo y en la tierra". San Ignacio de Antioquia, Carta a los Efesios, cáp. 13.
domingo, 2 de enero de 2011
Vencer al mundo
"De dos maneras ataca el mundo a los soldados de Cristo: los halaga para seducirlos, los atemoriza para doblegarlos. No dejemos que nos domine el propio placer, no dejemos que nos atemorice la ajena crueldad, y habremos vencido al mundo". San Agustín, Sermón 276, 1.
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