«Gracias, Cristo: protégeme porque sufro por ti... Adoro al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Adoro a la Santa Trinidad... Gracias, Cristo. ¡Ayúdame, Cristo! Por ti sufro, Cristo... ¡Tu gloria es grande, Señor, en los siervos que te has dignado en llamar!... Te doy gracias, Señor Jesucristo, porque tu fuerza me ha consolado; no has permitido que mi alma pereciera con los impíos y me has concedido la gracia de tu nombre. Confirma ahora lo que has hecho en mí para que quede confundida la soberbia del Adversario». Secuencia de oraciones espontáneas, de las «Actas de Euplo», diácono mártir de Catania, muerto en torno al año 304 bajo Diocleciano.
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