“La Eucaristía refrena también y reprime la misma concupiscencia de la carne, porque, al encender en el alma el fuego de la caridad, mitiga los ardores sensuales de nuestro cuerpo”. Catecismo Romano, p.2ª, n° 53.
Non nobis, Domine, non nobis, sed nomine tuo da gloriam. Psal 113, 9